Por elnuevodia.com
En días pasados sometimos al escrutinio público un plan de vivienda asequible que toma muy en cuenta las complejidades del Puerto Rico de hoy, así como también la necesidad de suplir las expectativas de nuestra gente.
Este plan no es otra cosa que una guía maestra de planificación estratégica para mover la capacidad de construir y preservar la vivienda con subsidio federal y estatal.
Aquí el Gobierno es un facilitador de iniciativas y remedios en alianza con los municipios y el sector privado para dar un fogoso impulso a la vivienda social en estos próximos años.
Hemos identificado esencialmente cinco aspectos fundamentales para mejorar las cosas. En primer lugar, invertir en la adquisición y renovación de viviendas desocupadas, que van en continuo ascenso por las ejecuciones hipotecarias y la migración.
En segundo lugar, estimular el alquiler en lugares apropiados y condiciones adecuadas como un oxígeno para aquellas familias agobiadas por los gastos, o que tienen ingresos bajos o moderados.
Además, resulta imperativo levantar un inventario de terrenos públicos disponibles que sean apropiados para construir en lugares de fácil acceso para la transportación colectiva. Hay también, por último, que rehabilitar los vecindarios deprimidos y establecer programas que vayan dirigidos a rehabilitar la vivienda rural.
Si como un componente adicional logramos integrar servicios sociales necesarios, desde nuestra perspectiva este plan habrá de provocar en la vivienda social un cambio sin precedentes en la dirección correcta.
Nuestra política es clara. Ya no es cuestión de solamente construir más casas, sino de aprovechar al máximo las existentes, con mejores vecindarios, y ampliar el ámbito de posibilidades dentro de un marco de buena planificación, de buen urbanismo y de eficaz uso de los recursos locales y federales.
